16 sept 2017

Nile Rodgers + CHIC - Gran Rex 2017


NILE RODGERS + CHIC
Teatro Gran Rex – 12 y 13 de Setiembre

Pocos tipos en el mundo de la música tienen el status de Nile Rodgers
Pero son aun menos los que su influencia se extiende tanto por su legado musical de compositor e intérprete como el de productor de creatividades ajenas

El segundo paso de Rodgers por Buenos Aires dejó en claro ambos aspectos de su carrera
En la última década la vida del hombre de las rastas que parecen trenzas (o es al revés?) se vio alterada nuevamente en su rumbo: su nombre volvió a estar asociado a la palabra “hit”, su guitarra coloreando cuanta colaboración le fuera ofrecida  y su vida pendiendo de un hilo por un cáncer tomado lo suficientemente a tiempo

En realidad, lo mismo que en aquella primera década de carrera comercial: hits propios con Chic, ajenos (escritos para Diana Ross, Sister Sledge), producciones para Jagger, Madonna, Bowie,   Thompson Twins, INXS, Sheena Easton y su guitarra yendo del R&B (Philip Bailey y Al Jarreau) al pop (Deborah Harry) y al rock (Jeff Beck) sin límites. 
Limites que tampoco tenía su vida yendo de estudio en estudio, cargando una adicción que lo puso adentro de un placard con una espada de samurai de tanta paranoia, para un tipo que sin saberlo había puesto la piedra angular del rap y el hip hop con la base de “Goodtimes” saqueada sin consentimiento por los esposos Robinson y los Sugar Hill Gang

Una década después, ya en los 90, esa marca permanecía firme en dosis iguales de influencia (Jamiroquai), producciones exquisitas (el “Black tie White noise” con Bowie en el 93 es el mejor ejemplo) y sampleos (Will Smith e infinidad de canciones bailables) pero ya la cara de Nile dejó de aparecer. Y para peor, su hermano del alma y socio Bernard Edwards se muere la madrugada siguiente a un show en Japón.

Rodgers relató en el escenario, ambas noches, como el llamado de dos franceses le había llegado en el momento justo de su vida, en pleno tratamiento, para crear “Get lucky”
No hizo referencia a los otros dos franceses, Modjo, que lo habían devuelto al mundo pop en 2001 cuando con mucho talento tomaron una canción poco conocida de Chic como "Soup for One" y acelerando el riff la transformaron en “Lady”, uno de los hits de ese año, perfectamente ensambladas en el show

Y de eso se trata el espectaculo de CHIC, de hilvanar casi en forma pedagógica, a veces hasta siguiendo una cronología, los hits que hicieron grande a Rodgers: los que compuso, los que interpretó y los que produjo
El desfile abruma: “Everybody dance” y “Dance dance dance” invitan a levantarse de la butaca, obedeciendo el pedido del anfitrión y uno entra en ese viaje como copiloto subido a un DeLorean con el stereo al palo
Cierran la trilogía con la hermosa “I want your love” guiados por la poderosa garganta de Kimberley Davis y caemos en la cuenta que la dupla de vientos no es la habitual de Bill Holloman y Curt Ramm sino que para esta gira vino con dos integrantes nuevos, lo cual para una banda de funky soul es como si a un equipo de futbol le cambien los dos marcadores centrales al mismo tiempo. Pero claro, los suplentes son de una competencia absoluta y el saxofonista Brandon Wright hasta se gana un par de ovaciones

Después pasamos a la clase de historia pop, casi a la manera de Jack Black con sus alumnos de Escuela de Rock, que comienza con un par de hits para Diana Ross, 4 para las hermanitas Sledge (incluyendo ese temazo que es “Thinking of You” y una versión picante de “Lost in music”), “Like a virgin” de Madonna y “Notorious” de Duran Duran y la citada “Lady”
Pero cuando lo que si te pones en quisquilloso parece convertirse en una gran banda de covers (Folami, la otra cantante no tiene registro ni carisma para empardar a Madonna y en “Notorious” las chicas unidas no pueden estar  a la altura del groove ), la alquimia vuelve a florecer cuando regresa el CHIC puro: “My feet keep dancing” y  sobretodo “My forbiden lover” son dos irresistibles construcciones rítmicas y dan pié para el lucimiento colectivo: las ladies armonizan como sirenas lujuriosas y el bajista JERRY BARNES hace levantar a la platea
Difícil tarea la de BARNES en reemplazar a Edwards. Lo suple con mucho de virtuosismo y eficacia, aun a riesgo de desbordarse (y más si como el martes se pelea media hora con su cable y su amplificador), metiendo mas dedos de lo que las líneas creadas por uno de los mejores bajos de la historia tocaron, embarcándose con Nile en duelos de velocidad casi al borde de mezclar un funk venenoso tocado con actitud punk
Rodgers no sale nunca de escena, durante las dos horas clavadas de show. Casi como una declaración de principios de vieja escuela, no hay salidas demagógicas pidiendo bises, aun cuando el espectáculo parezca una celebración de su propia vida
Para el final, guarda los dos anchos y un siete bravo: “Lets Dance” de Bowie, cantado implacablemente por el baterista y arengador oficial RALPH ROLLE
Ya para el cierre, “Le Freak” y “Goodtimes” nos devuelven dos clásicos inoxidables, con invasión controlada de publico al escenario incluida, donde el concepto que el neoyorkino repite durante la noche se reafirma: “Somos CHIC, una banda de musica soul-funk-R&B-bailable”

Si en algo puede caersele a Rodgers es en su síndrome parecido al de sus grandes amigos Duran Duran: el de no haber sido reconocida su música (la propia, la de Chic) en su momento y sus producciones tildadas de efectistas y comerciales

Entonces tiene la necesidad de repasar su curriculum estelar noche tras noche, dejando de lado canciones geniales de la carrera de CHIC en pos de que la fiesta no decaiga y las credenciales se le revaliden

Rodgers no necesita de solos kilométricos y hasta por momentos parecería que su mano izquierda estuviera apoyada siempre en el mismo lugar del diapasón

El tema es su mano derecha. Esa es la que marca todos los tiempos, la que no se toma descanso, ese pistón que trabaja a destajo, como el corazón que bombea ritmo, groove y un swing como la música pop no ha conocido otro igual mientras el sonido de su Stratocaster inunda de funk todo el Rex


El publico agradecido, con una sonrisa y con la certeza de haber visto a una leyenda